La respuesta a esta pregunta es: ¡Sí!
Si bien es cierto que algunas personas tienen mejores aptitudes para emprender que otras, como la facilidad de negociación, de comunicación, la claridad en sus ideas, etc., eso no quiere decir que el resto, a quienes se nos dificulta un poco más, no podamos iniciar el camino hacia el sueño de la independencia económica que nos puede brindar un proyecto empresarial.
Habrá que recorrer un camino de grandes retos, sin duda, tal vez entre ellos, el perder el miedo al fracaso o el ser capaz de abandonar un trabajo “estable” y arriesgarlo todo por algo aún intangible, pero que de lograr materializarse y ser exitoso, traerá grandes satisfacciones.
Vale la pena el riesgo ¿no crees?
Si traes una idea en mente, tal vez las siguientes sugerencias te ayuden con ese gran primer paso:
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Define un objetivo claro.
Este será el motor de tu negocio y se refiere a la actividad principal que llevarás a cabo. ¿Venderás “algo”? ¿Prestarás “qué” servicio?
O tal vez, lo único que sabes es que quieres poner un negocio y no sabes de qué. Entonces, analiza tu entorno, identifica sus necesidades y hábitos, ahí está la respuesta. Siempre habrá algo que crear o mejorar.
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¿Qué necesitas para iniciar?
No pierdas de vista qué recursos son indispensables, tanto materiales como humanos. (un local, un website, maquinaria, empleados, insumos).
Estos dos puntos te ayudarán a elaborar un presupuesto, tu inversión inicial.
La cuestión económica puede parecer un obstáculo, pero hay créditos bancarios, te puedes asociar con un amigo y también existen instituciones que pueden aligerar la carga. Tanto el Instituto Mexicano de la Juventud, como el Instituto Nacional del Emprendedor constantemente lanzan convocatorias para otorgar apoyos económicos.
Pasada esta etapa de reconocimiento de tu negocio, estarás en condiciones de hacer una planeación más puntual con metas a corto, mediano y largo plazo.
Por último, te sugerimos siempre estar dispuesto a aprender, a caer y levantarte, a confiar en tus instintos y tener seguridad en tus decisiones… ¡toma la iniciativa!
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